lunes, 19 de marzo de 2012

La materia/ el material

¿Como nos afecta el material en la concepción de una obra de arte? , ¿Que sentido le damos? y ¿Que recibimos a cambio?.
Parece ser que en arte todo es un dar y recibir, todo es una comunicación que va intrínseca en el lenguaje artístico, sin esta reciproquicidad perdemos un sentido de lo común en los proyectos, ya que las piezas no solo están hechas para ser experimentadas estéticamente por su creador si no para establecer relaciones plurales, cómodas o incómodas, pero que se incrusten en los pequeños recovecos de nuestro ser. Estas experiencias entienden las piezas como un todo y como un conjunto de pequeños micromundos, repartidos entre la materia, el intelecto, la estética, lo social, el lenguaje y lo formal. Seguramente me dejo muchos otros que son piezas claves para entender la verdad de la pieza en si. Y, ¿Cual es esta verdad? , donde esta ese sentido de realidad que nos hace pertenecer a ese grupo o serie?. Ese grupo o serie de piezas que plasman verdaderamente lo que tu pides a la creación, donde se conjuga todo, donde todas las piezas del puzzle se encajan y no parece faltar ninguna, esa decisión del SI, tan valiente y tan imprescindible en cuanto queremos sociavilizar nuestro trabajo, nuestra serie, nuestra obra. Un SI que parte de un desconcierto, que parte de una desunión, que camina por una puesta en escena, camina por el intelecto y atraviesa el sentido, buscando síntomas de pasión, para poder llegar al SI,ese si que nos desespera, que anhelamos y nos da la mayor de las alegrías cuando llega.
Ese es un proceso creativo, ese que no puede ser si no que se arrancar de las entrañas, un proceso donde todo vale y nada es aleatorio, cada pieza forma parte de un todo, y el todo es un conjunto de pequeñas anécdotas.
Pero hemos venido ha hablar de la materia, esa materia que esta en toda obra, en toda naturaleza incluso en toda idea. Pero que es la materia? En tiempos de Horacio no había duda que la materia era lo que no trascendía a lo divino, lo tangible,lo idollátrico:
hubo un tiempo en que yo era el tronco de una higuera silvestre, un leño sin utilidad, cuando un carpintero, después de dudar entre convertirme en un retrete o en un Príapo, decidió darme forma de un dios. Así, ahora soy el que más espanta a ladrones y pájaros".
Este pasaje nos lleva a la idea de la transformación, a lo transformativo, pasamos de un tronco a un Dios y todos entendemos el mensaje, todos daríamos distinto respeto a sus dos usos. En este pasaje nos enseña la importancia de la materia y de lo que mas a delante nosotros reconoceremos como obras que forman parte de nuestro imaginario, estas no quedaron en su lugar de origen, si no que se manipularon para acompañarnos toda nuestra vida, esa materia que tantas veces hemos tocado y que tantas otras se nos ha prohibido por el hecho de haber una manipulación humana anterior, hecha con gran destreza y habilidad, bajo las premisas de la belleza y la funcionalidad, una manera de poder leer el mundo.
La materia impregna las piezas y les da sentido trascendental, o las castiga para siempre sin dejarles ser mas que eso, materia. Pero es necesaria esa materia para completar nuestra idea? ¿Es la materia lo que buscamos o el material?.
La materia nos lleva a dudas sobre las ideas y el posicionamiento ante el arte. La materia nos condiciona y nos hace ser esclavos de lo que acaba, de lo tangible. La materia nos une con el lenguaje, con el público y con lo social. No es ella la que nos busca si no somos nosotras que nos aferramos a sus caprichos, a sus virtudes a sus maneras de entender el arte.
Es el material que nos ayuda a sentirnos mas libres en nuestra hazaña, el material como decisión propia, como sentido, como absoluto. El material nos ayuda a condicionar nuestras obras y dirigirlas hacia donde queremos que estén englobadas, les hará pertenecer a un grupo a una élite, a una necesidad personal y colectiva. Este material determinará su forma y será el inicio de una sabia amistad, entre el que lo hace, el que lo siente y el que lo mira.
El material nos habla de su origen, de su etnia, de su geografía, nos enseña sus heridas y se manifiesta en favor de su condición. Es impensable que el material no nos manipule también, es impensable que el material no hable por si solo, y cada material tiene un lenguaje propio, es nuestro problema entenderlo o no. Es el artista que decide utilizar el material y darle forma y es el material el que va a perseguirle, va ha hablar solo,sin el artista¿ es esto bueno?¿ o deberíamos valorarlo?. Claro. Es el artista el que asume las consecuencias y por ello el que toma las decisiones, y el material habla, pero tiene que hacerlo en el mismo lenguaje que el artista, un lenguaje común,un lenguaje que mas adelante no chirríe y que sea decidido a unísono. Hacer la revolución a través del material?, ¿ O el material como revolución?, como ya muchos antes lo han hecho, seguir con insistencia en ese lenguaje tan rico que nos dan los materiales y nos unen con la realidad, y nos definen como artistas. Escuchar todos sus gritos y saber interpretarlos. ¿Barreras?, no, opciones.
No podemos olvidar el concepto de vacío, la no presencia de la materia, como materia y como material. Un vacío que nos dibuja y nos compone, una no presencia de lo material, que representa unos de los materiales mas importantes en nuestra creación. No hay que tenerle miedo, ni hay que tratarla como consecuencia, si no que habla, con el mismo lenguaje que el material, habla y hay que saber escucharlo, para darle forma y sentido. No nos vence, nos define.
Nota sobre Tiranía Estética, la antijoya
¿Y que es esto de la tiranía estética? Parece ser que hay que jugar a tiranizar con algo tan sutil o gigante como la estética. Tan sutil en el modo de contemplación, en el modo filosófico de la palabra en lo que la experiencia estética nos empuja a la creación y al pensamiento, a poner en duda forma y materia de nuestro trabajo. Una estética que hace referencia a nuestra cultura, a nuestra manera de mirar y de entender, a nuestro intelecto y nuestra condición europeocentrista. Y tan gigante, como la malentendida estética=belleza. Una estética perversa que anula los sentidos de realidad, lo bello, lo feo y lo otro, y que sin previo aviso se come todo lo que le apetece y necesita y lo mezcla, anulando matices y globalizandolo todo junto, ya no hay diferencias, las diferencias son dudas y las dudas son nuevas metas del pensamiento.
Pero esta estética no es tan lista, hemos encontrado sus delirios, sus debilidades y atacaremos ante estos. Convertiremos esa estética tirana en belleza estética, la que entendemos en la contemporaneidad. Una belleza que puede partir del absurdo, de lo feo, del no, del vacío o de cualquier lugar que no pertenezca al círculo(Gerorge Dickie). Una estética que comparta las decisiones con el artista, que no las delimite ni las condicione, unas decisiones que forman parte del mundo de las ideas y no de los complejos ( referiendome a complejos artísticos, no estéticos).
Hay que tomar referentes, y saber que es lo que queremos decir, hay que ser decididos y dejar los miedos o escupirlos de la formas mas abrupta y esos miedos mezclarlos con lenguaje y vincularlos para que sumen, no para que nos coman, para que sumen en la obra del artista y en el lenguaje con el otro. El otro, un otro que podemos ser nosotros, un otro al que transformamos y limitamos, o facilitamos su movimiento, o dirigimos o contemplamos o obligamos o embellecemos. Un otro que seremos todos, porque parte de un pensamiento común, de un ideario colectivo.
Llegados a este punto, que es lo importante para decidir con que tiranizamos, hay palabras clave: cuerpo, materia, material, transformación, vacío...

Vanessa  H.

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